por Alberto F. Carvajal | Abr 17, 2013 | Branding
Todas las empresas tienen un logotipo, más o menos adecuado, que les representa.
No es extraño que para la realización de muchos de los logotipos que vemos en circulación hayan tenido orígenes muy diversos, como puede ser el simple encargo a familiares y amigos, la solicitud a la propia imprenta encargada de realizar la papelería, la descarga de imágenes desde páginas web especializadas en su diseño y distribución o en otros casos, no siempre los más frecuentes, por encargo a una agencia de profesionales de la publicidad y el diseño. Sin embargo, son pocas las empresas que cuentan con un manual de identidad corporativa (tal vez debiéramos hablar de identificación corporativa) adecuado a sus necesidades.
¿Qué es el manual de identidad corporativa?
El manual de identidad corporativa contiene la normalización básica de una marca para su correcta aplicación y comprensión. Muestra el origen de la marca, las pautas para su reconstrucción, la zona de seguridad para su implantación, el tamaño mínimo de reproducción, y los usos correctos en cualquier situación, así como los prohibidos y los no recomendados. También hace mención a las paletas de color en sus diferentes técnicas de impresión (cuatricromía, tintas planas, referencias Pantone, sus equivalencias en RAL, colores seguros para web…) y a las tipografías corporativas.
Este manual es de gran utilidad, sobre todo cuando nuestra marca va a ser utilizada por terceras personas (ferias, delegaciones exteriores, proveedores en mercados remotos…) ya que les ofrece la información necesaria para que el uso de la marca sea el correcto para su correcta comprensión, y para su exposición internacional. No olvidemos que la marca en sí es uno de los mayores activos con los que cuentan las empresas, ya que es depositaria, no sólo de la notoriedad, sino que de la buena imagen que ésta tenga, o pueda acumular, de sus productos y servicios.
La existencia del manual de marca es la única posibilidad de que ningún tercero modifique la forma que tenemos establecida y reconocida para comunicarnos con nuestros distintos públicos. Así, la coherencia y la permanencia de nuestra imagen en el consumidor serán lógicas y efectivas.
¿Es necesario un manual de identidad corporativa?
La respuesta es que sí, es una herramienta esencial para las empresas y debe acompañar a la marca desde un primer momento. Si la empresa ya cuenta con un logotipo adecuado, muchos estudios o agencias de publicidad pueden desarrollarlo, vectorizando el existente, y haciendo un estudio pormenorizado del mismo, lo que ayudará a los responsables de la marca en los diferentes mercados a seguir una normativa preestablecida, evitando continuas modificaciones en la marca que pueden acabar desvirtuándola e incidiendo negativamente sobre su valor.
Cualquier empresa con vocación de internacionalización pretende hacerse un lugar en diferentes mercados, lo que significa que su marca habrá de estar presente en todos ellos de una manera u otra: originales de prensa, catálogos, web, elementos arquitectónicos, ferias, patrocinios… da igual el país, el soporte o el motivo. Al final habrá tantos manipuladores (agencias, impresores, medios de comunicación, servicios feriales…) como países e iniciativas, pero la forma de comunicar la marca habrá de mantenerse como una constante. Para ello, un manual de identidad corporativa será una herramienta de un valor incalculable.
por Alberto F. Carvajal | Abr 17, 2013 | Web
Ante la llegada de los nuevos dominios (gTLDs) que entrarán en funcionamiento a lo largo de los tres próximos años, se ha constituido el Trademark Clearinghouse, un registro de marcas global, que permitirá a los titulares de las mismas proteger sus intereses en la red.
Los nuevos dominios van a representar un importante cambio en Internet y convivirán con los actuales (.com, .net, .org, .info, .biz, .es… etc.) Cada nueva extensión puede representar un nombre comercial (p. ej. .apple, .repsol…) pero aquellos que sean nombres genéricos (.hotel, .app, .sevilla), podrán ser utilizados para revenderlos a terceros que pudieran estar interesados en ellos.
El registro de dominios puede convertirse así en una auténtica pesadilla para las grandes marcas, que si hasta la fecha invertían importantes cantidades de dinero en la protección de sus denominaciones comerciales en la red, a partir de ahora van a ver como sus esfuerzos se multiplican por más de mil nuevas opciones.
Es en este escenario donde aparece Trademark Clearinghouse, como garantía para los titulares de las marcas. Quienes hayan registrado sus marcas en este nuevo registro tendrán derecho a solicitar un dominio gTLDs en la fase de pre-registro, que será preferente para las grandes marcas. Cada vez que un tercero solicite un dominio que coincida con la marca registrada en Trademark Clearinghouse, se enviará una alerta al titular de la misma que le dará la posibilidad de emprender, o no, las acciones que considere oportunas para defender su imagen corporativa.
El Icann prevé un procedimiento rápido y sencillo en los casos en los que se produzca una infracción de marca, que permitirá el bloqueo de un dominio en el caso en que haya sido solicitado de mala fe, sin que el titular cuente con los derechos legítimos.
La irrupción de los nuevos dominios gTLDs va a tener importantes consecuencias para las marcas en el ámbito de la internacionalización, ya que va a cambiar la forma de buscar, posicionar y destacar los negocios en la red. El Trademark Clearinghouse es una medida de prevención y de defensa de las marcas que puede llegar a ser muy interesante para aquellos que apuestan por la internacionalización de sus productos bajo el paraguas de una marca única, una especie de vacuna frente a ciertos abusos que, en la actualidad, están sujetos a manipulaciones especulativas de quienes carecen de derechos sobre una marca y sobre los cuales sólo se puede actuar una vez que se ha efectuado el registro fraudulento, a través de procedimientos de resolución de conflictos, en muchas ocasiones, cuando el daño ya está hecho.
por Alberto F. Carvajal | Abr 16, 2013 | Otras
Son muchas las PYMES que, a la hora de abordar procesos de internacionalización, descubren la importancia que tiene haber dedicado esfuerzos a la construcción de una buena imagen corporativa. Allí donde nadie les conoce, la primera impresión cuenta, y mucho. El proceso de internacionalización es, habitualmente, gradual. Se inicia con exportaciones puntuales que se regularizan de manera paulatina, según la empresa va creyendo en sus posibilidades e incrementando los recursos destinados a la apertura de nuevos mercados, llegando incluso a alcanzar una fase en la que se establecen filiales o plantas de producción en el exterior. El 95 % de las empresas exportadoras son PYMES, que carecen de personal especializado en comercio exterior, y que no saben aprovechar los recursos que ponen a su disposición las diferentes instancias de las administraciones públicas, como pueden ser las Cámaras de Comercio, las comunidades autónomas a través de sus organismos de promoción exterior o la Unión Europea por medio de sus redes de cooperación empresarial. Afortunadamente, hoy en día, existen profesionales independientes especializados en ofrecer asistencia tanto en el funcionamiento de administraciones remotas, en derecho internacional o en el aprovechamiento de las ayudas y oportunidades que ofrecen las diferentes instancias de la administración que, en muchas ocasiones, se encuentran enmarañadas tras procesos burocráticos que son, cuanto menos, laberínticos. Pero, ¿ocurre los mimo con el marketing y la comunicación estratégica? Sin ninguna duda al respecto, una de las herramientas básicas de cualquier organización a la hora de abordar nuevos mercados, sea cual sea el camino elegido, es contar con una estrategia de marketing y comunicación coherente, adecuada y profesional, que le permita destacar en aquellos mercados en los que su trayectoria no es el principal referente. Y es que a pesar de que en la actualidad contamos con las herramientas más potentes, económicas y efectivas de comunicación que han existido en la historia, las pequeñas PYMES las descuidan por desconocimiento, por falta de recursos o porque no cuentan con personal asignado a tal fin. ¿Estamos haciendo de manera correcta nuestros deberes? ¿Estamos ofreciendo lo mismo que exigiríamos a un proveedor desconocido que tuviésemos en un mercado remoto?