La revolución del directo

La revolución del directo

En este momento, un simple botón en nuestros teléfonos móviles nos permite iniciar una retransmisión de vídeo en directo. Un 91% de los dispositivos en España incorporan ya conexión a Internet y 9 de cada 10 usuarios pueden lanzar contenidos en vivo desde cualquier lugar. Si el año 2016 se ha caracterizado por la revolución de esta nueva forma de comunicación a través de las redes sociales, el 2017 será el año en el que se asiente y perfeccione.

Todo comenzó con el lanzamiento de Periscope, la primera aplicación que permitía el vídeo en directo que no dejó indiferente a nadie. A los tres meses de su puesta en marcha en el 2015 ya contaba con 10 millones de usuarios activos y al final del primer año, superaba las 200 millones de retransmisiones. Fue Twitter quién tomó testigo de esta innovación y la incorporó enseguida a su aplicación.

El resto de las redes sociales se han ido sumando a este nuevo formato ofreciendo servicios adicionales y oportunidades al usuario. Facebook Live Video en un principio sólo estaba disponible para personajes públicos pero más tarde la opción streaming pasó a estar en manos de todos los usuarios de la plataforma. Las novedades que añadió fueron entre otras: las reacciones mediante emoticonos, la aplicación de filtros, realización de encuestas en directo, posibilidad de dibujar doodles en la pantalla.

Recientemente se ha sumado a la iniciativa Instagram Live. La aplicación había lanzado el pasado mes de julio Instagram Stories compitiendo con Snapchat con la posibilidad de subir fotos y vídeos a la historia del usuario y de que estas desaparezcan pasadas las 24 horas. Desde noviembre, permite la emisión de imágenes en directo y a diferencia de las otras redes sociales, en esta los vídeos no se guardan en el perfil por lo que no es posible su visualización en diferido.

YouTube, que siempre trata de mantenerse como principal plataforma en la transmisión de este tipo de contenidos, lanzará mañana una nueva herramienta: Super Chat. El fin es que, tanto aficionados como creadores de vídeo, establezcan una conexión más fluida durante los directos. Cualquier usuario puede comprar Super Chat y de esta forma, resaltar su mensaje entre la multitud que recibe el creador.

Está demostrado que los vídeos en vivo y en directo atraen mayor cantidad de interacción: multiplican hasta en un 50% el índice de respuesta en comparación con otros contenidos audiovisuales, aumentan el número de ‘me gustas’ y los comentarios de las publicaciones. Los que se pueden beneficiar de esta nueva herramienta son muchos, tanto empresas como medios de comunicación o políticos, entre otros.

Esta vía de comunicación es eficaz siempre y cuando se logre poner al usuario en lugar de la otra persona, sólo así captará su atención, y para ello, debe conocerse cuál es el público target y la manera de llegar a él.

No pensemos que tener al alcance esta nueva forma de comunicar significa que tengamos que utilizarla para absolutamente todo. De hecho, no debemos. A la hora de retransmitir imágenes en directo sería conveniente tener en cuenta ciertos factores:

  1. ¿Es necesario emitir en directo a través de las redes sociales?

Tiene muchos más riesgos que la emisión de un vídeo en diferido, con su edición y montaje. Algunos de los fallos que nos podemos encontrar es una mala iluminación o audio, un horario inadecuado para nuestra audiencia o cualquier tipo de imprevisto como lo puede ser un fallo de conexión. Por otro lado, no debemos excedernos con los contenidos, retransmisiones constantes y sin importancia. Tres casos claros que merecen la pena ser retransmitidos y que añaden valor a nuestra marca son:

  • Lanzar un nuevo producto
  • Mostrar cómo se usan tus productos (trucos, consejos…)
  • Entrevistar a alguien relevante y/o responder preguntas
  1. ¿Qué plataforma conviene utilizar?

Hoy contamos con varias plataformas que permiten la retransmisión en directo mediante nuestras redes sociales y por ello, debemos escoger aquella en la que nuestra audiencia sea más potente y podamos ejercer mayor influencia. Algo a tener en cuenta, también, es que el visionado de contenidos en algunas de ellas no es posible una vez finalizado el directo, como es en el caso de Instagram.

  1. Vídeo en directo no es sinónimo de improvisación

Y este es un grave error de principiante. Toda estrategia de comunicación requiere previamente una planificación, un motivo y objetivos claros.

El vídeo en directo es una potente herramienta y con un buen uso de ella puede llegar a convertirse en un pilar de confianza entre la marca y el público. A los consumidores digitales les transmite credibilidad porque ven las cosas tal cual son. Además de ser mucho más efectivo para captar clientes y aumentar ventas, uno se puede ahorrar buena parte de la inversión publicitaria.

Otras de sus ventajas:

  • Mejora posicionamiento SEO
  • Incremento del recuerdo de la marca
  • Mayor engagement y efectividad
  • Aumenta la tasa de conversión

Esta revolución sólo acaba de empezar. Habrá mejoras que estén por llegar y que decidirán finalmente cuál va a ser el papel de la emisión en directo. Durante el año pasado, se trabajaba para potenciar el vídeo y hoy, se apuesta por que los usuarios se lancen y emprendan un camino con esta nueva estrategia.

La marca que diferencia

La marca que diferencia

Aquello que es diferente, interesa. Ser originales y destacar desarrolla nuestra marca personal. Debemos dejar nuestra huella en los demás, de ser recordado y relacionado con cualidades positivas.

El concepto de Marca Personal surge del mundo del marketing en Estados Unidos, conocido como personal branding. Consiste en vernos a nosotros mismos como una marca comercial y conseguir atraer a otros para que nos contraten o bien para que nos perciban de una determinada manera. La marca personal es una sensación inmaterial que creamos en el resto, una imagen mental con la que nos recuerdan cuando no estamos presentes. No se trata de simular quien no somos.

Un buen ejemplo de marca es el publicista Risto Mejide. Independientemente de que te guste más o menos el personaje, lo cierto es que no deja indiferente.

El término ha cobrado vida últimamente gracias a las redes sociales que se han convertido en un lugar idóneo para fomentar esta identidad digital. Ser bueno en algo, ya no es suficiente. Hay que hacerlo saber. Tenemos que identificar nuestros valores, lo que podemos aportar y comunicarlo.

Si queremos definir bien nuestra marca personal es aconsejable:

  • Marcar unos objetivos y trazar una estrategia.
  • Definir el entorno donde posicionarnos.
  • Identificar el elemento diferenciador, lo que te hace sobresalir y puedas explotar.
  • Ser honestos, auténticos y generar empatía.
  • Por último, comunicarlo.

Una manera de dar a conocer nuestra marca personal puede ser mediante el Videomarketing. Esta herramienta implica usar el vídeo para poder promocionar nuestra marca. Partimos con ventaja desde el principio: el videomarketing no está muy extendido y los contenidos en formato audiovisual son los más demandados por los usuarios, dan vida, credibilidad y confianza.

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Además, hacer un vídeo de calidad es cada vez más sencillo. Lo que requiere más trabajo es conseguir ser efectivo. Nuestro vídeo tiene que tener un toque original, esto hará que desde un principio la persona que nos esté viendo se interese. Nos diferenciará del resto. Debemos ser breves, quedarnos con lo más característico o importante de nosotros. Un vídeo entretenido y que al mismo tiempo esté integrado en una estrategia. En definitiva, tiene que producir sensaciones, crear reacciones, provocar interacción.

YouTube lo ha cambiado todo. Ha transformado la forma de consumir los contenidos de la red. Hace unos años toda la información que se consultaba estaba en formato de texto y ahora un 80% de los contenidos que consumen los internautas son audiovisuales. YouTube, que es el primer motor de búsquedas, y las redes sociales una plataforma potente de difusión, hacen posible que hoy podamos llegar con nuestras publicaciones en Internet a millones de personas.

No debemos olvidar que hay mucho más detrás de las palabras y que un currículum no es sólo una trayectoria profesional. Por eso, el vídeo nos da la posibilidad de leer entre líneas esas ganas, y demostrar quienes somos.

Impresión 3-D: una Tecnología que viene para cambiar el mundo

Impresión 3-D: una Tecnología que viene para cambiar el mundo

Si echamos la vista atrás, vemos que las grandes tecnologías que han cambiado el modo de vida de nuestras sociedades han sufrido un periodo de maduración y latencia, más o menos largo que, según avanza nuestra sociedad, ha ido reduciéndose en el tiempo. Si el automóvil tardó 60 años en llegar a todas las clases sociales, las tecnologías móviles apenas han precisado de 20.

Pensemos por un instante cómo ha cambiado el mundo con el desarrollo de tecnologías como el telar de vapor, el ferrocarril, el automóvil, el teléfono, la televisión, la aviación, los ordenadores personales, Internet, la telefonía sin hilos… y ¿más reciente qué? ¿Cuál puede ser la tecnología, en desarrollo, esa gran revolución llamada a cambiar el mundo? Si has pensado en la impresión 3-D, probablemente has pensado bien.

Hace apenas unos años las primeras impresoras de modelos industriales en 3-D despertaron un gran interés. Recuerdo que trabajaba en el año 2006 para una empresa que adquirió tres al «módico» precio de 60.000 € cada una. Eran aparatos muy voluminosos, lentos, de baja resolución, limitados por el material utilizado (plástico ABS) y por volumen de las reproducciones, sin mencionar lo sumamente caros que eran sus fungibles (un cartucho costaba cerca de 600 €). Sus aplicaciones eran muy limitadas, siendo principalmente el modelaje industrial.

Una de las barreras de la impresión 3-D está siendo la dificultad del modelado por parte del público en general.

Poco a poco hemos asistido a un fenómeno de democratización del sistema y se llegó a pensar que el futuro de la impresión 3-D era su adopción por parte del público residencial, de manera análoga a la «domesticación» de los ordenadores que se vivió en los años 70-80. Sin embargo, una impresora 3-d es un aparato sencillo de usar pero muy complejo de «programar» para el común de los mortales. Para diseñar en 3-D es necesario tener conocimientos de dibujo vectorial, así como una visión en esas tres dimensiones, lo que hace muy difícil materializar nuestras ideas utilizando aplicaciones de diseño tridimensional, incluso las más simples, como Sketch-up, y ni qué decir de otras como Solid Works, AutoCAD, Maya, Blender… dirigidas a un perfil más especializado. Es por ello que el usuario doméstico se convierte así en un actor pasivo de la tecnología: reproduce lo otros ponen a su disposición pero no está a su alcance la generación de contenido, y por ahí, el «engagement» necesario para universalizar un producto, no puede funcionar. Sirva de ejemplo Internet, que sufrió un cambio cualitativo en cuanto el usuario pasó a ser parte activa de la generación de contenidos a través de la web 2.0 y la aparición de las RRSS.

Y es que, tal vez, la eclosión de la tecnología 3-D, su gran revolución, esté predestinada a ir de mano del sector que la vio nacer: el sector industrial. En la actualidad el testigo ha sido recogido por la industria médica y la robótica, pero la evolución de los sistemas de impresión en 3-D apuntan al desarrollo de cabezales de impresión para los más variados materiales, como el cristal, el acero, el aluminio, etc. La parte «gruesa» de la tecnología ya existe, pero el desarrollo auténtico de la misma está en el proceso de «fine tuning», de especialización. Trabajar en grandes volúmenes, sistemas multi-material y en la rapidez de replicado, va a permitir dar un paso de gigante en la Industria 4.0, hasta tal punto que no sería descabellado empezar a hablar de Industria 5.0: un nuevo paradigma en la que la digitalización y la interconexión de procesos afecte al propio core del negocio.

Hagamos un sencillo ejercicio, pensemos por un momento en en las implicaciones que este nuevo modelo tendría a nivel mundial: imaginemos fábricas que trabajan sólo bajo pedido, imprimiendo exclusivamente cada uno de los componentes que necesitan para la fabricación de cada una de las unidades de venta. Pensemos en procesos como el fundido, el moldeado, o el mecanizado, el lapeado, la soldadura de asientos… procesos intensivos en mano de obra cualificada, que pudieran pasar a la historia dentro del proceso productivo. Visualicemos fábricas en las que el software controle todo el proceso productivo, centros de producción que intensifiquen la demanda de perfiles técnicos y de programación y que reduzcan al extremo la necesidad de mano de obra en la plantas de producción, factorías capaces de producir y ensamblar, directamente desde el programa de modelado, uniendo tecnologías de impresión 3-D y sistemas de robótica industrial, una bicicleta con todos sus componentes: pedales de magnesio, cuadro de carbono, ruedas de caucho, llantas de aluminio…

¿Qué razón de ser tendrá la deslocalización de las empresas, cuando el coste de la mano de obra no sea un factor relevante?

Pensemos en las implicaciones que todo esto tendría en el juego del equilibrio económico a escala planetaria. A partir de los años 80 se inició una desindustrialización de los países del primer mundo en busca de mano de obra barata, una paulatina apertura de plantas de producción en países en vías de desarrollo con gobiernos estables como China, Brasil, India, México, Vietnam, Europa del este… ¿Qué razón de ser tendrá seguir manteniendo externalizada una producción, si la mano de obra es una variable irrelevante en el desglose de costes de producción? Es más: ¿hasta qué punto no se verán penalizados los países que actualmente fabrican para el primer mundo, por los costes derivados del transporte? ¿Veremos un renacimiento del sector industrial en los países desarrollados? ¿Cómo podrá resistir el delicado equilibrio económico de los países emergentes la retirada de plantas productivas de los países del primer mundo? ¿Nos enfrentaremos a un aumento geométrico de las desigualdades en función de la «tecnificación» de las sociedades? Para bien o para mal, todo parece apuntar en esa dirección.

El I+D avanza de manera imparable en tecnologías de reproducción: tanto en sistemas de impresión que emulan la fabricación tradicional (mecanizado) o aquellos de impresión aditiva. Se mantiene una evolución constante en las diferentes tecnologías: fusion deposition modeling -FDM-, fused filament fabrication -FFF-, estéreolitografía -SLA-, sintetizado selectivo láser -SLS-, poly jet photopolimer -PJP-, syringe extrusion, selective laser melting -SLM-, electron beam melting -EBM-… y seguramente en muchas más de las que no he oído ni hablar. Como puedes ver, es todo un mundo en ebullición.

Es posible que aún estemos lejos de conseguir sistemas de impresión en 3-D que abarquen todos los materiales, formas y tamaños que requiere la producción industrial, o las utópicas impresoras multimaterial en continuo pero, en cualquier caso, seguro que estamos mucho más cerca de lo que estábamos hace un año.

Ideas clave del Curso de Marketing Digital

Ideas clave del Curso de Marketing Digital

Hace unas semanas asistí a un Curso de Marketing online organizado por Google, gracias a la oportunidad que me ofreció Carvajal y Portell, agencia de marketing y comunicación estratégica en la que estoy realizando las prácticas.

Dado que el marketing digital es un concepto que está en auge y bien asentado en el mercado, nunca está de más saber las nuevas oportunidades que se están creando en este ámbito.

Los casos de emprendimiento de los que pudimos disfrutar como el de Forumsport o la conocida Ticketbis nos demuestran que si tienes ganas y dispones de las herramientas adecuadas, cualquier idea de negocio puede ser viable. La motivación que me transmitieron es la mecha para, junto con la profesionalidad de Carvajal y Portell, buscar nuevas formas de sorprenderos.